domingo, 30 de octubre de 2016

SUGAR: DROGAS EN EGIPTO. PÁGINA 8, por Martínez Osete



Con la presente plancha número 8, ahora sí que hemos alcanzado el final de esta historia tras mostrar todos los originales de sus páginas más la portada a lo largo de 9 semanas consecutivas.

Recordemos que ésta es una aventura perteneciente a la serie Sugar, Agente Secreto, publicada en formato de cuadernillo por Hispano Americana de Ediciones allá por 1958. La presente colección, escrita por Joaquín Berenguer Artés y dibujada por el camaleónico Martínez Osete, estuvo compuesta por un total de 62 números, ocupando Drogas en Egipto el cuarto cuadernillo de dicha serie.

Centrándonos en esta última página de la historia, recordemos que Sugar había dejado toda su artillería en manos de su guapa compañera mientras él se disponía a dar un obligado paseo con segundas intenciones. Su propósito no era otro que sorprender a sus enemigos por la espalda, acribillándolos a tiros. Muchos de aquellos contrabandistas ya habían pasado a mejor vida, al igual que sus lujosos helicópteros, así que había llegado el momento de dar el siguiente y más importante paso: dirigirse hasta aquel buque mercante que llevaba por nombre Kolnok.

Aquí es donde entra de nuevo en acción su amigo el piloto, quien les lleva hasta mar adentro en busca de su añorado objetivo. Una vez localizado éste y situado bajo sus pies, inician el ataque desde el aire arrojándole potentes bombas que conseguirán llevarlo hasta el fondo del océano. Ahora sí, Sugar había cumplido su misión. Cierto es que muchos de aquellos malhechores habían conseguido escapar con vida, pero eso poco le importaba a nuestro agente secreto. Su objetivo marcado, que era destruir los helicópteros y hundir el barco, se había cumplido. Haber dejado con vida a algunos de aquellos traficantes era algo que no le preocupaba demasiado, pues, según sus propias palabras, “no me importan los jefes, si cogemos a uno saldrán cien. Hay que acabar con los recursos de los bandidos”, consiguiendo así mantenerlos alejados durante una larga temporada.

Fin.



sábado, 29 de octubre de 2016

LOS SERIALES DE IBÁÑEZ: CALOR CASERO



Aunque la siguiente página no conoció continuidad ni formó parte de ninguna serie, creo que merece ser incluida dentro de esta sección dedicada a mostrar los seriales creados por Ibáñez, centrándose, en sus últimas entregas, en las alocadas comunidades de vecinos que nacieron a raíz del gran éxito de 13, Rue del Percebe.


 Cabecera de la serie.


Desconocida para la gran mayoría, Ibáñez creó una página titulada Calor casero, publicada en “El DDT” Extra de Verano de 1965 y para la que diseñó un nuevo edificio habitado por unos inquietos e imprudentes personajes que desarrollaban todas sus andanzas en torno a los asfixiantes calores provocados por las altas temperaturas veraniegas.

A diferencia de la 13, Rue, aquí vemos todavía más situaciones disparatadas y más gags repartidos por toda la página, ya que esta novedosa construcción contiene una planta más que su antecesora y aquí hasta los balcones son utilizados como escenario para nuevas peripecias. Especial atención al entintado de la página, obra del propio Ibáñez.   



He aquí el nuevo vecindario creado por Ibáñez en su versión original (bitono), publicado en “El DDT” en 1965…


…y su reaparición, ya a color, en el “Mortadelo” Extra de Verano de 1991. (Imágenes: seronoser).

domingo, 23 de octubre de 2016

SUGAR: DROGAS EN EGIPTO. PÁGINA 7, por Martínez Osete



Llegados hasta la página número 7, sólo cabe apuntar que el desenlace de Drogas en Egipto está próximo, al igual que el final de aquellos confiados contrabandistas.

Cuando los helicópteros de los traficantes tocan tierra firme, sin tiempo que perder, Sugar comienza a bombardearlos desde su escondite. Los malhechores, alarmados por ese imprevisto ataque que ponía en peligro su misión y sus vidas, no quedándose de brazos cruzados, localizan el lugar donde se ocultaba nuestro agente y deciden abrir fuego contra él. Sugar, avispado caballero que se las sabe todas, deja toda su artillería preparada para que su guapa compañera de fatigas prosiga con la embestida mientras él se marcha a dar un paseo por las inmediaciones. La acción, al servicio de este agente, está servida. 



sábado, 22 de octubre de 2016

LOS SERIALES DE IBÁÑEZ: 7, REBOLLING STREET



Siguiendo la misma línea marcada en la última entrada de este blog publicada dentro de esta sección encargada de recopilar, si no todas, la gran mayoría de las series creadas por Francisco Ibáñez a lo largo de su carrera, continuemos con el tema de los inmuebles habitados por unos cuantos vecinos nada convencionales. Tras escriturar el edificio emplazado en la 13, Rue del Percebe a nombre de otros dibujantes que continuaron con las andanzas de aquella comunidad de alocados inquilinos, Ibáñez, tal vez impulsado por la nostalgia, ideó otra serie de idénticas características sobre unos cimientos completamente remodelados.

Nos plantamos ahora en 1985. Recordemos que la última página de 13, Rue dibujada por Ibáñez se publicó en 1968. 17 años después, y tras el abandono de la que había sido su casa (Bruguera) durante varias décadas, el maestro se instala en Grijalbo, editorial en la que también aterrizaron monstruos del lápiz como Segura, Escobar, Raf o Martz Schmidt. En 1986 nace la revista “Guai!”, para la cual, Ibáñez crea las series Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo, y 7, Rebolling Street, un intento de modernización de su mítica 13, Rue del Percebe, publicada en las páginas centrales de la revista y que, con toda probabilidad, es la serie más apócrifa de todas cuantas ha creado Ibáñez a pesar de que su firma siempre figuraba en todas las páginas. A continuación veremos por qué, pero vayamos por partes. Antes anotaremos algunas pinceladas acerca de este nuevo serial que llegó dispuesto a hacer las delicias de su público, tanto del que ya venía siguiendo a Ibáñez como del que estaba por venir.


 Cabecera de la serie.


Para ocupar cada uno de aquellos hogares, Ibáñez crea a nuevos personajes que harán troncharse a sus lectores, pero también rescata a viejos habitantes del anterior inmueble tras hacerles algunos retoques de cirugía estética. Así pues, aquí nos volvemos a reencontrar con la anciana de la protectora de animales, con el ladrón manazas, con el gato y el ratón, la portera del edificio, etc.

Un año después de su nacimiento, la revista “Guai!” es adquirida por Ediciones B, empresa de reciente aparición perteneciente al Grupo Zeta y que heredó todo el fondo editorial de Bruguera. La vida de esta revista se prolongó hasta enero de 1990, dejando para la posteridad un legado de 175 números y 170 páginas de 7, Rebolling Street. Más tarde, en la segunda etapa de la revista de corta vida “Yo y Yo”, aparecieron cinco nuevas entregas de esta serie, contabilizándose así un total de 175. Todas estas páginas fueron recopiladas en cuatro tomos pertenecientes a la colección “Tope Guai!” En diciembre de 2009, volvieron a reunirse todas estas historias contenidas en aquellos cuatro álbumes en uno solo, esta vez, dentro de la actual colección “Super Humor”. Pese a lo que muchos puedan pensar, este tomo número 48 no se trata de ningún integral, a pesar de que Ediciones B nos lo vendió como tal. Se anunció como una recopilación de todo el material que Ibáñez creó para esta serie, pero lo cierto es que aquí se recogía poco más de la mitad de aquellas 175 páginas que componen la 7, Rebolling Street. 





 (Imágenes: seronoser).


(Imagen: Dreamers).


Muchas son las incógnitas y misterios que sobrevuelan alrededor de esta nueva vuelta de tuerca de nuestra añorada 13, Rue del Percebe. Y es aquí donde quería llegar en párrafos anteriores.

Mis sospechas se iniciaron el día que comencé a estudiar la obra de Ibáñez, hace ya algunos años. Cuando cayó en mis manos el mencionado tomo número 48 de la colección “Super Humor”, publicado por Ediciones B, enseguida me di cuenta de que algo extraño se ocultaba en aquellas páginas y me asaltaron las dudas. ¿Realmente todas aquellas historietas eran obra de Ibáñez? Para intentar responderme a mí mismo, realicé un exhaustivo análisis de dicha obra y saqué mis propias conclusiones. Según pude averiguar, Ibáñez sólo habría dibujado (lápiz, tinta y rotulado) las tres primeras entregas, delegando el resto en manos de otros dibujantes. De lo que no tuve dudas en ningún momento fue acerca de los guiones: todos eran suyos, estaba claro. De las páginas inmediatas a estas tres que nombro es posible que Ibáñez se encargara del lápiz de alguna de ellas, o que al menos realizara bocetos aparte para guiar a los otros dibujantes, aunque estaba claro que la realización de la mayoría de aquellos dibujos ya no era cosa suya. 


 Entrega de 7, Rebolling Street realizada por Ibáñez al completo. (Imagen: seronoser).


Original de la página anterior. (Imagen: gothamnewszine).


Pero mi investigación no acabó aquí, sino que intenté ahondar aún más en el asunto. Destacar que, pese a que Ibáñez sólo estaba presente en los guiones, su firma seguía figurando al pie de cada página acreditándole como autor absoluto de cada entrega. Pero claro, revisando cada una de estas rúbricas pude comprobar que las mismas, aunque sí eran de Ibáñez, no eran originales, ya que formaban parte de la plantilla en blanco del edificio. Este pequeño dato sin importancia fue revelador para saber dónde acabó el dibujo de Ibáñez y empezó el de Juan Manuel Muñoz (su actual mano derecha) y Ramón Bernardó, dibujantes que continuaron dándole vida a esta serie sobre los guiones escritos por Ibáñez y que, como ha ocurrido otras veces, sus nombres nunca figuraron por ninguna parte. 






 He aquí una pequeña muestra de las muchas páginas de 7, Rebolling Street que se publicaron como realizadas por Ibáñez y que, realmente, no lo son. Si miramos detenidamente el dibujo de cada una de ellas, salta a la vista que hay varias manos detrás. Especial atención al tema de la firma. Como he comentado anteriormente, ya venía fotocopiada junto a la plantilla del edificio. (Imágenes: cinetvcomic).

domingo, 16 de octubre de 2016

SUGAR: DROGAS EN EGIPTO. PÁGINA 6, por Martínez Osete



Semana a semana vamos alcanzando el final de esta maravillosa y entretenida historia que nos regaló su creador hace ya casi 60 años.

Por ahora, Sugar sigue empeñado en llevar su brillante plan adelante y parece que no habrá nada ni nadie que lo pueda detener. Transcurrido un largo mes, tiempo necesario para que los traficantes volvieran a la carga, el piloto del helicóptero y amigo de nuestro protagonista le comunica que ha llegado el momento de poner en marcha el proyecto que llevaban entre manos, puesto que los distintos aparatos conducidos por los malhechores habían regresado al mismo punto de destino que la vez anterior. Sugar, acompañado de aquella bella muchacha que ha estado junto a él todo este tiempo en tierras egipcias, se presenta en el lugar armado de valor y dispuesto a todo. 



sábado, 15 de octubre de 2016

LOS SERIALES DE IBÁÑEZ: 13, RUE DEL PERCEBE



Corría el año 1961. Bruguera, haciendo honores como todopoderosa editorial que era, acogió con los brazos abiertos a cuatro de sus más importantes dibujantes que, algunos años antes, dejaron plantados a sus directivos para abrirse camino de forma independiente. Me estoy refiriendo, para el que no lo sepa, a Cifré, Conti, Escobar, Giner y Peñarroya (en realidad eran cinco, pero cuatro fueron los que regresaron). Juntos, se embarcaron en la aventura de crear una editorial propia, y lo hicieron, llamándola DER (Dibujantes y Editores Reunidos) y, para la cual, crearon una revista a la que bautizaron con el nombre de “Tío Vivo”. Todo esto ocurriría en 1957.

Con el paso del tiempo, las aguas iban volviendo a su cauce. Ya habían pasado cuatro años desde que estos cinco monstruos del lápiz abandonaran su antigua casa para establecerse por su cuenta. Desgraciadamente, la cosa no marchó como esperaban y, tras escuchar una oferta de Bruguera, todos, excepto Eugenio Giner, aceptaron ser readmitidos. La primera etapa de “Tío Vivo”, bajo el sello de DER, finalizó en 1960, cuando la revista ya había sido adquirida por Bruguera. La editorial decidió entonces proseguir con esta publicación, que volvió a los quioscos en 1961 empezando, de nuevo, desde el número 0.

De la contraportada de esta segunda época del semanario “Tío Vivo” se ocupó el maestro Ibáñez, convirtiéndose en un colaborador habitual desde el primer número de esta publicación. Y ahí fue cuando nació la mítica y desternillante 13, Rue del Percebe, esta popular comunidad de vecinos cuyos inquilinos estaban más locos que cuerdos y, gracias a sus disparatadas peripecias, se encargaron de regalarnos mil y una anécdotas (cuál más absurda y divertida) por página e incontables gags repartidos en cada una de sus múltiples viviendas.


 Cabecera de la serie.


 Primera página publicada de 13, Rue del Percebe.


A lo largo y ancho de tres pisos de altura, además de la planta baja y la azotea, en este inmueble podemos hallar tanto una tienda de ultramarinos como la portería del edificio, la morada de un ladrón, el laboratorio de un doctor nada convencional (que, más tarde, acabaría convertido en una sastrería), una buhardilla habitada por un moroso, una azotea continuamente transitada por acreedores desesperados por cobrar sus deudas, el continuo sube y baja de un ascensor que también cobra protagonismo, o un hueco del alcantarillado convertido en residencia subterránea. En resumidas cuentas, que había viñetas y situaciones para todos los gustos. Todos sus protagonistas e inquilinos fueron los culpables del enorme éxito de la serie y que hoy, 55 años después de su nacimiento, siga tan presente en la mente de todos.

Ibáñez generó un gag distinto para cada viñeta, no buscando un nexo común entre todos los vecinos del edificio salvo contadas ocasiones. Crear, como mínimo, doce chistes por página, suponía todo un desafío a la imaginación y un reto al que debía enfrentarse semana tras semana. No olvidemos que, además de la realización de esta serie, el maestro debía ocuparse del resto de sus personajes y, por si fuera poco, de las incontables páginas de chistes protagonizadas por personajes varios y que, esta vez sí, estaban relacionados con algún tema en concreto. 

 Una de las pocas páginas de la serie que muestran una unidad entre todos los habitantes del edificio.


Como he dicho anteriormente, la 13, Rue del Percebe nació en 1961 en las contraportadas de la revista “Tío Vivo” y, desde sus primeros números, se vio atacada por una amenazante y afilada tijera que pareció cebarse con uno de aquellos inocentes inquilinos. En 1964, la citada censura obligó a Ibáñez a enterrar, prematuramente, a uno de estos habitantes, que tuvo que ser, de forma irremediable, sustituido por otro vecino con mejores intenciones. Me estoy refiriendo al científico chiflado de la segunda planta, que fue eliminado de un plumazo en el número 165 de la citada publicación, pues, según argumentaron los censores, sólo Dios era el único que podía crear vida. Tras más de treinta semanas sin inquilino fijo, la vivienda termina por ser alquilada por un particular sastre algo manazas, el cual, permanecerá campando a sus anchas hasta el final de la serie. 


 Última aparición del científico loco...

 ... y primera fechoría del sastre.


Semanalmente se publicaron más de 400 páginas de este serial, de las cuales, 342 fueron dibujadas por Ibáñez, aunque su creador lo abandonó en 1968, dejándolo en manos de Joan Bernet Toledano y Martínez Osete. Entre 1984 y 1985, aparecieron en la revista “Mortadelo” nuevas entregas de este loco vecindario, aunque, de nuevo, ajenas a las manos de Ibáñez. Mike Ratera, Ramón María Casanyes, Lourdes Martín o Juan Manuel Muñoz fueron algunos de los dibujantes que se ocuparon de su continuidad. Añadir también que existen gran cantidad de nuevas páginas de esta serie, inéditas en España y que fueron publicadas en Alemania, país donde Ibáñez goza de un éxito arrollador.


 Última página de la serie dibujada por Ibáñez.

El maestro nos sorprendió a todos con esta nueva página de 13, Rue del Percebe dibujada en 2002 y publicada en un tomo recopilatorio dentro de la colección Super Humor.

domingo, 9 de octubre de 2016

SUGAR: DROGAS EN EGIPTO. PÁGINA 5, por Martínez Osete



Superado el ecuador de esta historia, analicemos el contendido de esta quinta página de un total de 8.

Nuestro agente secreto decide reencontrarse con su amigo piloto para que le ponga al corriente de toda la información que haya podido recabar durante su oculta permanencia con los traficantes. Tras unos minutos de retraso, al fin, el rugido del motor de ese esperado helicóptero vino acompañado de su silueta que empezaba a dibujarse en el horizonte. Aquel hombre le muestra a Sugar varios planos marcando el lugar exacto donde se cargó la mercancía, y nuestro héroe, tratando de poner fin a todo aquello a la mayor brevedad posible, sin poner dudas de por medio, opta por derribar los helicópteros y enviar a aquel barco al fondo del mar. Pero con calma, pues habrá que esperar a que regresen los malhechores para poder llevar a cabo su plan.

Mientras tanto, Sugar, sin tomarse un minuto de respiro, decide salir a investigar sobre el dichoso barco. Para ello, recurre a la Comandancia de la Marina, donde parece que alguien tiene algo importante que ocultar…



sábado, 8 de octubre de 2016

LOS SERIALES DE IBÁÑEZ: EL TÍO TRANCA



Muchos fueron los personajes que Ibáñez creó para la revista “Paseo Infantil” durante los últimos meses de 1956 y los primeros de 1957. Desde el número 30, series tan dispares como El Caballero Buscabollos, Abraham Pérez, Joe Tranca, Ludovico Barrigón, Juan Desdichas o El Tío Tranca (de la que hoy nos ocupamos), desfilaron por las páginas de esta revista. La colaboración de Ibáñez para este semanario se prolongó a lo largo de casi un año, relación que acabó cuando el maestro consiguió aterrizar entre las paredes de Editorial Bruguera.


 Cabecera de la serie.

 El tío Tranca.


Estamos ante uno de tantos personajes pueblerinos que Ibáñez creó a lo largo de su carrera. Tipo cabezota, cascarrabias constante y fácilmente irritable, el tío Tranca fue una versión a la española de Popeye, ya que ambos fuman en pipa, llevan gorra (boina en el caso de nuestro personaje) y tienen guiñado el mismo ojo.

Tras su paso por “Paseo Infantil”, el señor Tranca se trasladó a una curiosa y casi desconocida revista llamada “El Barbas” (cuya historia apareció en sus páginas centrales), publicación que tuvo una desaparición bastante prematura ya que no logró sobrevivir de este primer número. Otras lenguas más sabias aseguran que llegó a salir a la venta un segundo número, aunque esta información nadie la puede afirmar a ciencia cierta. Con estos datos aquí reflejados, nos podemos hacer una idea de la gran repercusión que debió que tener dicha publicación entre los lectores.


 (Imagen: mortadelo-filemon.es)

 Historieta de El tío Tranca publicada en el número 1 de "El Barbas". (Imagen: tebeosytebeos).

 Nueva aventura publicada en el número 43 de "Paseo Infantil". (Imagen: tebeosytebeos).
 

domingo, 2 de octubre de 2016

SUGAR: DROGAS EN EGIPTO. PÁGINA 4, por Martínez Osete



Detengámonos hoy en la página número 4 de esta aventura que llevó por nombre Drogas en Egipto. Aquel piloto que fue enviado como refuerzo, tras observar cómo, sin tiempo que perder, algunos hombres subieron a bordo de varios helicópteros misteriosos bultos, decidió iniciar una frenética persecución que le guiara hasta el lugar de destino de aquella peligrosa mercancía.

Tras 5 largas horas de sigiloso vuelo, donde el piloto trató por todos los medios no ser descubierto por los maleantes, aquellos aparatos aterrizaron, por fin, sobre un buque mercante que les aguardaba en alta mar llamado Kolnok, embarcación donde los traficantes ocultaron la droga y se disponían a transportarla hasta el lugar señalado. Sugar, que fue informado de todo cuánto ocurría a cada instante, lejos de quedarse de brazos cruzados, decidió tomar medidas. Cada día estaba más cerca de llegar al final del caso.