sábado, 30 de junio de 2012

UHU Y EL NIÑO PRUDENCIO, de F. Ibáñez


En la muestra de originales de esta semana, me complace mostraros otro impresionante original de la factoría Ibáñez. Los personajes aquí representados no son Mortadelo y Filemón (qué más quisiera yo), pero son otros que, aunque menos conocidos, también hacen de las suyas por ahí ayudados por un simple tubo de pegamento.

Estamos ante una nueva incursión de Francisco Ibáñez en el tema de la publicidad. La creación de la agencia de publicidad Nueva Línea, propiedad de Editorial Bruguera, inició, en los años sesenta, una larga cadena de historietas enfocadas a publicitar diversos productos.

Una de esas primeras series (que anunciaba un pegamento de origen alemán) fue encargada al maestro, quien se encargó de darle vida, al menos, durante dos años, pasando enseguida el testigo. La serie en cuestión se tituló Uhu y el niño Prudencio, nacida en el prolífico año 1964, durante el cual, Ibáñez se vio desmesuradamente desbordado de trabajo. 




Ibáñez recibió varios encargos por parte de esta empresa publicitaria, los cuales, no parecían gustar demasiado a Rafael González, director editorial: “Cuando se creó Nueva Línea, empezaron las broncas de los miércoles (ese era el día en que había que entregar el material en redacción). El señor González consideraba que estos encargos eran una interferencia clara en el ritmo desenfrenado de las entregas de las series regulares; no podía concebir que no pudiera entregar a tiempo el material para las revistas semanales por culpa de las historietas publicitarias”, asegura el mismo Ibáñez, quien estuvo al frente de este serial, como ya he dicho, durante dos años, siendo sustituido por Martínez Osete y por Bernet Toledano, autores que se encargaron de su continuación hasta su desaparición en 1969. 




Esta serie apareció en las revistas “Pulgarcito”, “Tío Vivo” y “El DDT”, y estaba protagonizada por el búho Uhu (búho en alemán) y su amigo, el niño Prudencio, que, a pesar de haber salido de la cruel pluma de nuestro autor, apuntaba buenas maneras. Uhu llevaba siempre consigo un tubo de pegamento, e iba desperdigándolo siempre en plena calle, generando con esto unas situaciones de lo más divertidas.

Fuera como fuese, al final de estas curiosas historias siempre se hacía justicia, pues los malos de la película eran castigados y siempre acababan recibiendo su merecido.




Como simple curiosidad, os quiero contar, muy por encima, la odisea que viví cuando compré esta página.

La vi anunciada en una archiconocida página de Internet, en la que habré comprado unas doscientas mil veces. Pues bien, una mañana de domingo, bien tempranito, enciendo mi ordenador y me topo con este impresionante original de Ibáñez. En este tipo de páginas, como la mayoría sabréis, se pueden encontrar tanto subastas como compras directas. Pues bien, ésta, en cuestión, estaba puesta con la opción segunda. Así que, sin dudarlo dos veces, pulsé el botón de comprar y la página fue, directamente, a parar a mi carrito de la compra. Uhu y su amigo Prudencio ya eran míos, a pesar de su elevado precio de adquisición, cosa que no me importó.

Acto seguido, me puse en contacto con el vendedor, quien me facilitó sus datos para poder ingresarle el dinero de aquella maravillosa página. Enseguida realicé el pago de la misma mediante otra mega famosa página que todo el mundo utiliza y que yo mismo habré usado un porrón de veces sin que ocurra nada extraño, hasta ese día.

Lo dicho, pago la página y espero a que el vendedor me confirme la recepción de mi dinero. Transcurrieron varios días y no recibo ningún tipo de respuesta, así que decido ponerme en contacto con esa persona. Cuál fue mi sorpresa cuando me aseguró que no había recibido, hasta ese día, ni un céntimo en su cuenta. ¿Cómo? Entonces se me dispararon todas las alarmas.

El dinero había sido retirado de mi cuenta, por lo tanto, la transacción se había realizado correctamente. Entonces, ¿por qué no había llegado ese dinero a su destino? Volví a contactar con el vendedor para que volviera a revisar su cuenta, mi dinero tenía que figurar allí sí o sí. Pero no, allí no había rastro de mi ingreso.

Entonces fue cuando decidí ponerme en contacto con la página intermediaria y les expuse mi caso. Resulta que, por extrañas razones que, a día de hoy desconozco, mi dinero estaba por ahí retenido y bloqueado, por eso no había llegado al destinatario.

Pasaron los días, y las semanas, y aquello cada vez tenía peor pinta. El vendedor, cansado de mis insistencias, ya empezaba a dudar si realmente le había enviado el dinero o no.

Al final, después de noches de dormir, de duros quebraderos de cabeza, y a punto de ver volar mi página y, sobre todo, mi dinero, el vendedor se puso en contacto conmigo diciéndome que, al final, aquella cuantía estaba ingresada en su cuenta. Casi me desmayo de la emoción, no acababa de creérmelo y tuve que releer aquel correo varias veces. ¡POR FIN!

A los pocos días, recibí aquella página en mi domicilio perfectamente embalada. Aún no me lo creía, pero al fin, pude tenerla entre mis manos.



lunes, 25 de junio de 2012

QUOTIDIANÍA VISTABELLENSE, de Juan Álvarez y Jorge G. (Parte II, y última)


Esta semana os muestro la segunda y última entrega de mi aventura por El Jumillano. Todas las sorpresas que aún quedaban ocultas en la entrada de la semana anterior, aquí serán desveladas.

A continuación, os muestro una entrevista que realicé al propio Juan Álvarez, quien no tuvo inconveniente alguno a la hora de responder todas aquellas preguntas que formulaba un servidor. Qué mejor forma de clausurar esta segunda parte dedicada a la Quotidianía Vistabellense que con un cara a cara con uno de sus autores. Lo que vais a leer a continuación no tiene desperdicio alguno, así pues, atentos y atentas:




1- Sabemos que, en tu inicios, te inspirabas en personajes como El Teniente Blueberry o Tintín a la hora de dibujar tus propias páginas, pero… ¿qué cómics leías y qué personajes eran tus favoritos?

Mis personajes favoritos eran Sir Tim’Otheo, de Raf, y el Sheriff King, de Francisco Díaz y Víctor Mora. Leía el Pulgarcito, Mortadelo y el DDT.

2- ¿Recuerdas cuál fue la primera página que dibujaste? ¿Y tu primer dibujo o página publicados?

La primera página que dibujé iba sobre paracaidistas y aviones… me encantaban los aviones, luego recuerdo otras en las que salían caballos; la serie de televisión Furia era una de mis preferidas. Mis primeros trabajos publicados, no profesionales, se publicaron en la revista Brisas Alfonsinas, del instituto donde estudiaba (Alfonso X) y la primera historia profesional fue en Senda del Cómic, la historia se titulaba “TV comecocos”.

3- ¿Cómo surgió aquel trabajo con la productora Hanna Barbera? Ay, aquella legendaria fábrica de inolvidables e irrepetibles dibujos animados…

Yo me había desplazado a Madrid porque un amigo me dijo que tenía posibilidad de vivir del dibujo, aunque no fuera historieta. Este amigo madrileño (Matías Marcos) ya trabajaba para la Hanna Barbera y me enseñó la técnica de la intercalación, así es que cuando estuve preparado hice una prueba y me admitieron. Por aquel entonces trabajamos mucho sobre una serie de los Harlem Globetrotters.



4- ¿Lees a Mortadelo y Filemón? ¿Qué te parece el trabajo del maestro Ibáñez? ¿Te ha servido o te sirve de inspiración?

No leo a Mortadelo y Filemón. En la infancia sí lo hacía, aunque yo prefería otros personajes de Francisco Ibáñez, tales como Rompetechos, El botones Sacarino o 13 Rue del Percebe.

5- Has creado infinidad de personajes. ¿Todos por voluntad propia o algunos por encargo? ¿Cuál es tu favorito o a cuál le tienes más cariño?

Todos los personajes que he creado han sido por voluntad propia, incluso he creado la necesidad de su existencia, como Pepe Nalti para el diario As o Dante, Cibernavegante para la revista Dinero; en estas dos publicaciones no existía nada de cómic ni de humor.
Mis personajes preferidos son Los Mendrugos.



6- ¿Qué hiciste para que a los de “El Jueves” les llamara la atención tu trabajo? Jordi Ginés (Gin) fue director de esta revista, ¿llegaste a conocerle en persona? En caso afirmativo, ¿alguna anécdota que recuerdes?

A El Jueves les envié unas tiras de MM, El loco del Claustro que se publicaban en la revista Campus de la Universidad de Murcia. A los dos días me llamó Gin diciendo que le encantaba y ya está. Era muy humano y un artista excepcional. En este sentido he de decirte que cuando le invitamos a venir a Murcia nos dijo: “siempre que me llaméis vosotros vendré”. Era supercariñoso con nosotros.

7- ¿Por qué Lucía, gabinete de sexología ha abandonado “El Jueves” y, en su lugar, podemos ver la nueva serie Jonathan Drácula?

Lucía no está porque no todos los personajes tienen el mismo recorrido y porque los lectores se cansan…así es que hay que estar renovándose continuamente, cosa que tampoco viene mal.

8- ¿Siempre trabajas con guiones propios?

Sí, casi siempre he trabajado con guiones propios. Ha habido épocas que he echado mano de gente estupenda y con un coco muy lúcido, como Víctor Eme, Javim o Manuel Martínez.

9- ¿Participa Jorge Gómez a la hora de escribir los guiones, aportando ideas, sugerencias, etc.? La misma pregunta pero para los dibujos.

Los guiones, la planificación y los dibujos los hago yo, Jorge pinta con pastel y si hay, en este sentido, alguna duda, lo hablamos; tiene una libertad absoluta para el color. Intentamos que la fusión dibujo-color sea total y lo logramos. ¡Ya llevamos 25 años juntos!

10- Eso de sentarse uno frente a la hoja de papel en blanco y que no brote nada nos ha pasado a todos, imagino que a ti también.

La hoja en blanco debe ser tu amiga, no un enemigo a batir… si tienes que entregar un trabajo mañana seguro que se te ocurre algo. Tiene que haber presión, eso te obliga y pone la maquinaria del cerebro a funcionar.

11- ¿Alguna vez has empezado a dibujar una página sin tener aún un guión definido o, cada vez que inicias este proceso, ya está todo escrito y atado?

Cuando me pongo a hacer una historieta ya la tengo pensada y con el final resuelto. Sé lo que dicen los bocadillos pero no cómo lo dicen, eso lo resuelvo al final.

12- ¿Eres exigente contigo mismo a la hora de trabajar? Yo lo soy mucho, y si no, que se lo pregunten a los que me conocen…

Sí, soy exigente… aunque alguno puede que diga: ¿exigente y ha hecho esa mierda?
Las cosas son así.

13- ¿Podrías explicar, brevemente, cuál es tu sistema y organización de trabajo?

Varía. A veces se me ha ocurrido algo por la calle o en la cama, lo apunto corriendo y cuando llego a la mesa lo tengo tan claro que planifico, encuadro y dibujo en una mañana. Otros días estoy más espeso, pero en general, como soy disciplinado, surgen cosas delante de la mesa. Trabajo por la mañana en horario prácticamente de oficina y por las tardes también. Evidentemente si hay encargos simultáneos, echamos más horas.

14- En algunas sesiones de firmas en las que has participado, ¿qué es lo más raro que te han pedido que hagas?

Una vez me pidieron que dibujara a Tete (el heavy de Los Mendrugos) vestido de Guardia Civil… otra vez un chico me pidió que le dedicara también al Tete, y yo, para ver cómo lo vestía, le pregunté al chico a qué se dedicaba y me contestó que era estafador, así es que lo disfracé de caco.

15- ¿Cómo surgió la idea de la Quotidianía Vistabellense? ¿Cuánto tiempo lleváis preparándola?

Jorge había salido algunos fines de semana con Juan Navarro, otro excepcional artista murciano, a tomar apuntes del natural del barrio. Luego me agregué yo y de ahí fuimos elucubrando sobre la posibilidad de la exposición y el sentido de la misma. El presidente de la AAVV apoyó la iniciativa y a Juan Pedro de El Jumillano le encantó, o sea, todo sobre ruedas.




16- Si volvieras a nacer y supieras lo que hoy sabes, ¿te seguirías dedicando a esto del cómic o cambiarías de profesión?

A mí me gusta mucho lo que hago… dinero no se gana mucho, ciertamente, pero es tan apasionante… creo que querría ser lo que soy.

17- En los tiempos duros que vivimos, ¿cómo se ve el futuro en esto de la historieta?

El futuro del cómic es incierto… las nuevas tecnologías están ahí. Hacer cómic, como dice Max, es un acto de amor, porque comer de él… ya veremos.

18- Y para terminar, ¿algún consejo a los dibujantes noveles que nos dedicamos a esto por pura devoción y, por supuesto, sin ver un céntimo?

El consejo es que os emocione lo que hacéis… cuando os deje de emocionar, dejadlo.



Y como broche final a esta segunda y última entrada dedicada a la exposición Quotidianía Vistabellense y a sus dos creadores, os quiero mostrar lo que Juan Álvarez y un servidor llevábamos entre manos. Tratándose de mí, se puede esperar cualquier cosa, pero, en esta ocasión, mi idea era la de crear un dibujo compartido, es decir, hecho a medias.

Se lo propuse a Juan y él accedió sin dudarlo dos veces. Así que la propuesta inició su marcha, y el resultado final es el que podéis ver a continuación. Tenía seis ideas en mente, cada una más chispeante que la otra, pero me tenía que decantar por una sola. Así que, como yo no fui capaz de decidirme, le propuse a mi santa esposa que fuese ella quien decidiera qué idea llevar a cabo. Y ésta que tenéis a continuación fue la que más le gustó. A mí, particularmente, me daba lo mismo elaborar una idea u otra, así que aquella decisión me pareció la correcta. Quizás me hubiese gustado realizar cualquier otra que fuese un poco más ácida y corrosiva que la presente, pero los argumentos eran todos buenos (y no porque fueran míos).

Y me despido exponiendo el dibujo en cuestión. Espero que hayáis disfrutado de este largo pero placentero viaje y de esta experiencia vivida por un servidor, la cual, he intentado tratar con todo el cariño del mundo, con el respeto y admiración que se merece y, sobre todo, poniendo lo mejor de mí. 




P.D.: Quisiera agradecer la participación de Juan Álvarez en la confección de estas dos entradas dedicadas a la exposición Quotidianía Vistabellense y al resto de su obra. Agradecerle su aprobación para poder organizar y realizar esta doble entrada, su paciencia para responder a todas y cada una de las cuestiones que le planteé y, sobre todo, por abrirme las puertas de su casa y recibirme, como aquel que dice, por la puerta grande. ¡Muchas gracias, amigo!

domingo, 17 de junio de 2012

QUOTIDIANÍA VISTABELLENSE, de Juan Álvarez y Jorge G. (Parte I)


Entrada especial la que dedico esta semana y que he decidido dividir en dos partes. El día 11 de mayo del presente año de Nuestro Señor (2012), se inauguró una bonita exposición bajo el nombre de Quotidianía Vistabellense en el salón de exposiciones del murciano mesón El Jumillano, la cual se prolongó, en un principio, durante 17 días, pero, debido a su notable aceptación y a las numerosas peticiones de la gente, se prorrogó durante una semana más. Finalmente, se clausuró el día 3 de junio. 


En aquella exposición, que fue anunciada por distintos medios (sobre todo, en redes sociales), se podían contemplar quince obras originales salidas de las prodigiosas mentes (y manos) de los genios Juan Álvarez y Jorge Gómez. Cada una de aquellas obras (realizadas a pastel y tinta) plasmaba un rinconcito del murciano barrio de Vistabella, sito en el mismo centro de la capital, en la orilla norte del río Segura. Todas las obras allí expuestas se encontraban a la venta, y claro, tratándose de un servidor, no me podía venir con las manos vacías…

El barrio de Vistabella fue fundado en 1950 y fue diseñado como Ciudad Jardín. En su día, Vistabella se levantó a las afueras de la ciudad y fue hogar para exmilitares y viudas de guerra. Pero la ciudad de Murcia fue creciendo con los años hasta el punto de cobijar a este pequeño barrio entre sus brazos.

Sus calles fueron bautizadas durante el régimen franquista y, a la gran mayoría, se les dio nombres de oficiales del bando nacional. La iglesia de Vistabella es considerada el epicentro del barrio, junto a la Plaza de los patos, zona peatonal conocida por este nombre por un antiguo estanque que allí se encontraba.

Para quienes no conozcan este entrañable barrio y aún no hayan tenido el beneplácito de caminar por sus calles, desde aquí me gustaría invitarles a que lo hagan, quedarán maravillados por la cordialidad de sus gentes y por la tranquilidad que allí se respira aún estando situado en el mismo centro de la capital de Murcia.

Con respecto a los autores que en El Jumillano colgaron sus obras, aquí van unas cuantas pinceladas en las que desvelo algunos datos acerca de sus vidas y obras:




Juan Álvarez (Juan Álvarez Montalbán) nació en Mazarrón en 1960. De su mano han salido personajes como Los Mendrugos, Lucía, gabinete de sexología, o el más reciente, Jonathan Drácula



Pronto, su familia se trasladó a Mula, donde residió durante su niñez. Empezó su andadura por el mundo del cómic creando sus propias páginas inspiradas en El teniente Blueberry y Tintín. Una vez cumplida la mayoría de edad, se traslada a Madrid, en dónde empieza a trabajar para la productora norteamericana Hanna Barbera. A su vez, empezó a publicar sus dibujos en “El Diario de Murcia” y “La Quincena”.

En 1982, crea una adaptación al cómic del Estatuto de Autonomía de la Región de Murcia, encargado por la Editora Regional de Murcia.

En 1983, empieza a colaborar en la revista “El Pregonero” y, en diciembre del mismo año, gana el primer premio de un concurso organizado por la revista “1984”.

En 1985, conoce a Jorge Gómez, quien se encargó de dar color a sus dibujos y cuya relación profesional se extiende hasta nuestros días. Por aquel entonces, las páginas de Juan Álvarez y Jorge G. empezaron a publicarse en las revistas “TBO”, “Zona 84” y “Totem”.

A pesar de su creciente volumen de trabajo, Juan no abandona el dibujo animado, realizando story boards para series de televisión, tanto alemanas (Benjamin Blümchen), canadienses (Babar) y norteamericanas.

Benjamin Blümchen.

 Babar.
           
A finales de la década de los ochenta, Juan Álvarez creó la serie Frasco, publicada en la revista “Boca a boca” y, al poco, creó también Pacheco y los africanos, junto a Vicente Tiburcio para la publicación “Esta Región”.

Otras de sus series (Santi Boom y Nacho Cubatas), se publicaron a mitad de los años noventa en el diario “La Verdad” de Murcia y en la revista “Venga!”, respectivamente.

Fue a partir de estas fechas cuando sus creaciones vieron la luz en publicaciones tan dispares como: “Puta Mili” (para la que creó el personaje Capitana Diana), “Crecer feliz”, “Penthouse Cómix”, “Interviú”, “Diario As”, “El Faro de Murcia”, “Playboy” (tanto en la edición española como americana), “Dinero inteligente”, “Primera línea”, “DT”, “Totem” (en la edición italiana), “El Jueves”, “Blue” (revista italiana) y “Amaníaco”.

En 1990, trasladó su serie M.M. el loco del claustro del periódico “Campus” de la Universidad de Murcia a la revista “El Jueves”. Poco después, empieza a publicar tiras cómicas para “Diario 16” y, en agosto de ese mismo año, crea la serie Los Mendrugos






Jorge G. (Jorge Juan Gómez Cáceres) estudió en la Escuela de Arte de Murcia, abandonando la carrera transcurrido el primer curso. Fue entonces cuando trabajó como ayudante, junto a su padre, en la fabricación de carrozas. Compaginaba este trabajo con la pintura, la ilustración, la cerámica y la restauración.

En 1985, conoce a Juan Álvarez y, a partir de entonces, es el encargado de dar color a todas sus ilustraciones.

Además de colorista, Jorge Gómez también es bombero para el Ayuntamiento de Murcia, compaginando estas dos profesiones. Su particular estilo a la hora de dar color a las páginas de Juan Álvarez (óleo), otorgaba un acabado poco habitual para ser unas páginas de historietas, dotando a las mismas de una calidad y frescura como pocas veces se ha visto en este medio.

Pero claro, esta técnica también tiene sus inconvenientes, sobre todo, a la hora de cumplir con las fechas de entrega de las páginas. Jorge necesitaba un mes para acabar una sola página, por lo tanto, el óleo tuvo que ser sustituido por secativo de cobalto con el fin de acelerar el proceso creativo de las páginas.




Llegó el esperado 11 de mayo (día de la inauguración de la exposición Quotidianía Vistabellense) y, sobre las 20:30 horas, acudí a mi llamada en El Jumillano. Como no podía ser de otro modo, a dicha hora, los exteriores del mesón se encontraban abarrotados de gente. A mi llegada, las puertas ya estaban abiertas, la gente empezaba a acceder al lugar y, los padres de las criaturas (Juan y Jorge), se encontraban conversando con los asistentes.

Juan y Jorge estaban ocupados (sus manos y saludos no daban abasto), así que no quise interrumpir y decidí posponer mis saludos para más tarde, así que accedí al interior a saborear aquellas quince pinturas que colgaban de las paredes. Enseguida, ambos artistas se personaron en la sala y, fue entonces cuando, tras una bonita presentación, cargada de poesía, humor y aplausos, se dio por inaugurada la exposición.




Tras plantarme frente a cada una de las obras, disfrutar de su contenido y sacar algunas instantáneas, llegó el momento de presentarme a los artistas, primero a Juan y después a Jorge, con quienes compartí unas palabras y a los que no les faltaron, en ningún momento, el calor del público, abrazos y felicitaciones.

Después de mi presentación, llegó el momento de ir a la caza (literalmente). ¿Qué original comprar de entre tantos? No era nada fácil dar respuesta a esta pregunta, pues cada uno estaba impregnado de una magia y originalidad que lo equiparaba al resto de los allí expuestos. Pero tenía que decidirme por uno (no me iba a llevar los quince, aunque me hubiese gustado). 


 El pinchazo, una de las quince obras expuestas.

El primero en venderse fue el cuadro titulado “El Jumillano”. Imagino que éste fue a parar a manos del propietario o propietarios del local. El segundo que, enseguida, fue marcado con la pegatina de color rojo en señal de vendido fue “Cafecico”, al que ya le había echado el ojo, pero alguien se me adelantó. Todo iba tan rápido… El tercero en venderse fue el mío. El propio Juan Álvarez fue el encargado de colocar aquel punto rojo junto a su obra titulada “El recreo”, una bonita pintura que me impactó desde el primer instante y que os muestro más abajo, para que todos podáis disfrutar de ella.


 El Jumillano.

 Juan Álvarez dando las últimas pinceladas a Cafecico.

 El recreo, el cuadro que tuve la fortuna de adquirir.

Original de El recreo, dedicado por los artistas a un servidor.

Tras clausurarse la exposición, Juan Álvarez se puso en contacto conmigo para hacerme entrega de mi obra adquirida el día de la inauguración. Entonces, el 7 de junio, volvimos a compartir unas palabras (ésta vez, sin el agobio de la gente) y yo, como persona detallista y cumplidora, le hice entrega de un pequeño obsequio (insignificante), pero que al artista le hizo mucha ilusión, elogiando mi trabajo y agradeciéndomelo con un fuerte abrazo.

Mi regalo, en cuestión, era un dibujo en el que el propio Juan Álvarez y su compinche Jorge G. eran los protagonistas absolutos, recreando una situación a la que seguro se habrán tenido que enfrentar en más de una ocasión, y que espero, no hayan resuelto como yo he planteado en mi obra.


 Juan Álvarez en su estudio, portando el dibujo que le regalé.

 Primer plano de mi dibujo.

Pero todo no acababa aquí. Juan y yo teníamos un asunto entre manos pendiente de resolver. Además, no sería justo haber conocido a este gran artista personalmente y no haber conocido un poco más a fondo su figura y obra. Así pues, y esto queda pendiente para la segunda parte de esta entrada especial, todavía quedan varias sorpresas pendientes de desvelar que espero que sean del gusto y disfrute de todos. Por lo menos, yo lo he hecho con todo el cariño y así lo siento.

Como figura al final de las mejores películas o novelas: continuará…

sábado, 9 de junio de 2012

MARCELINO TRATA DE INMORTALIZAR EL PAISAJE


Tras una larga ausencia, Marcelino ha vuelto con las baterías cargadas. Y es que este hombre no deja pasar una. Primero la lía en la luna, luego al comprarle un regalo a su sobrinita, después cuando intenta ver cómodamente una película, y ahora esto. ¿Qué se pensará este hombre, que las cámaras de fotos las puede encontrar uno por ahí tiradas así porque sí? Y más tratándose de aquellos modelos antiquísimos. Así luego le pasa lo que le pasa, que no sale de una cuando se mete en otra.

Desconozco que hacía este hombre por los jardines de un convento de frailes (tal vez estaba buscando caracoles), al igual que desconozco por qué el señor fraile vestía sin ropa interior. Supongamos que era verano y que debían de hacer lo menos 50 grados a la sombra. Pero como digo, ésta es sólo una suposición. La cuestión es que el buen hombre iba tan feliz por ahí con todas sus vergüenzas sueltas y ha tenido que venir Marcelino a interrumpir su placentero paseo. Y es que, señor fraile, este hombre es así. No se lo tome a mal.

Después del excesivamente cargado y enorme dibujo de la semana pasada, aquí volvemos al formato tradicional. Esto es, unas dimensiones de papel más reducidas en dónde no necesito dos años y medio para acabar una ilustración. Aún así, cada página se lleva su tiempo.

Me gusta retarme a mí mismo, aparte de intentar dar la máxima movilidad posible a mis personajes. En el dibujo de esta semana, quise jugar con la perspectiva. Lo más sencillo hubiese sido crear la escena vista de perfil, pero a mí, que me gusta complicarme un poco las cosas, decidí idearla vista desde detrás. Por lo tanto, las posturas de los personajes ya no son las tradicionales y toca estrujarse un poco más los sesos. De todos modos, creo que conseguí mi propósito, haciendo que las posturas sean lo más realistas posible y que el dinamismo funcione tan bien como se merece.

Si hubiese que buscar alguna pega (por llamarlo de algún modo), ésta estaría en el excesivo texto de la ilustración, el cual, ocupa buena parte de la página dejando menos espacio para el desarrollo de la historieta.

A modo de auto-crítica, esto mismo lo pongo en conocimiento del lector por medio de ese quisquilloso gusanillo resabiado, el cual, por pasarse de listo, es obsequiado por un servidor con un regalito en forma de flecha intencionadamente asesina.

¡Críticas a mí, brrrrrrr!


viernes, 8 de junio de 2012

EL JINETE FANTASMA, de Ambrós


Impresionante página original la que publico esta semana. Cuántas ganas tenía de poseer un original del gran maestro Miguel Ambrosio, más conocido como Ambrós. Los precios desorbitados a los que se venden sus páginas han sido siempre el principal muro con el que me he topado.

Al final, me lié la manta a la cabeza y me decidí por comprar una página. La espera mereció la pena, pues el precio al que la adquirí era totalmente asequible a cualquier bolsillo. Una bonita página que nos muestra a un autor con un dominio absoluto de la pluma y con un estilo inconfundible, pese a pertenecer a los inicios de su carrera.




Ambrós (Miguel Ambrosio Zaragoza) nació en Albuixech (Valencia) el 29 de agosto de 1913. Estudió magisterio y ejerció esta carrera hasta finalizada la Guerra Civil española, cuando decidió abandonarla para ayudar a sus padres en las labores del campo.

En 1946, dibujó una historieta de un personaje llamado El guerrero del antifaz y se la mostró a Juan Puerto, dueño de Editorial Valenciana, quien no dudó en publicarle algunas páginas de tema humorístico. Ese mismo año, Ambrós se trasladó a Barcelona, donde llegó a trabajar para pequeñas editoriales. Allí publicó Dos yanquis en África, para “Bergis Mundial”, y varias páginas para el semanario “Chispa”.

Su primer trabajo de envergadura fue El jinete fantasma (originalmente llamado Las hazañas de El caballero fantasma), creado en 1947 para la editorial Grafidea y claramente inspirado en El Zorro. Las aventuras del mencionado jinete estaban escritas por Federico Amorós. 




Editorial Saturno publicaba un personaje llamado El caballero fantasma, e interpuso una demanda por plagio, por lo que Federico Amorós tuvo que rebautizar a su personaje.




Tras 164 números publicados, un notable éxito y una tirada de 50.000 ejemplares, El jinete fantasma dejó de editarse en 1951. Entonces Ambrós empezó a trabajar en la serie Chispita, protagonizada por el hijo del mencionado jinete.




Tras esta serie, Ambrós fichó por editorial Bruguera, lugar donde empezó ilustrando la serie La nave del tiempo, publicada en la revista “Pulgarcito”. También ilustró libros de la casa, como Los tres mosqueteros.

En 1956, se le encargó crear la figura de El Capitán Trueno a raíz de un texto de Víctor Mora. La cosa cuajó, y el dúo empezó a producir páginas de Trueno desde junio de ese mismo año, publicando sus historietas en el cuadernillo de aventuras quincenal y en la revista “Pulgarcito”. A partir del número 22, dicho cuadernillo empezó a publicarse de forma semanal debido al enorme éxito del personaje. Ambrós intentó sacar adelante por sí solo el personaje de Capitán Trueno, pero debido a su exceso de trabajo, tuvo que dejar el entintado de sus páginas en manos de otra persona a partir del número 35. El entintador que ayudó a Ambrós a partir de entonces fue Beaumont.

El éxito del personaje era absoluto, tanto que, cada episodio tenía una tirada de 350.000 ejemplares. Pero parecía que la única que se beneficiaba de este éxito era la editorial, pues Ambrós cobraba un humilde sueldo y empezó a cansarse de tanta imposición editorial. Tanta fue su indignación que decidió abandonar el personaje a partir del número 175.

En 1960, Ambrós se trasladó a vivir a París con el fin de lanzar su carrera como pintor. Tal aventura no acabó de cuajar y tuvo que regresar a España cuatro años más tarde.

Volvió a trabajar en Bruguera, pero alejado de la serie de Capitán Trueno. Entonces se le mandó ilustrar libros de Rintintín y Tarzán, aparte de otras publicaciones de tema religioso. Pero Ambrós no acababa de sentirse a gusto, por lo que tuvo que volver a tomar las riendas de Trueno en septiembre de 1964. Lejos de que su regreso a la serie fuese triunfal, tan sólo se publicaron tres aventuras en la revista “Trueno Extra”. Así que, tras esta decepción, Ambrós decidió abandonar de nuevo la editorial.

En 1965, ficha de nuevo por Editorial Valenciana, donde crea la serie Héroes del deporte y multitud de historietas breves, publicando allí sus páginas hasta 1971.

Un año antes (en 1970), Ambrós había vuelto a Bruguera. Esta vez se encargó de dar vida a otro personaje de Víctor Mora: El corsario de Hierro, el cual, empezó a publicarse en la revista “Mortadelo”.

En 1981, Ambrós abandonó la historieta por completo, haciendo una excepción con una aventura de El Capitán Trueno publicada en “Historia de los Cómics”, en 1983, para la editorial Toutain.

En 1989, recibió el gran premio del Salón del Cómic de Barcelona al conjunto de toda su carrera.



 
Ambrós falleció el 30 de septiembre de 1992, hace ya casi 20 años.


 Página original de El jinete fantasma, dibujada magistralmente por Ambrós.

martes, 5 de junio de 2012

ENTREVISTA CONCEDIDA AL BLOG "PALABRA DE SEDANO"


Estimados seguidores y seguidoras que me visitáis desde cualquier rincón del mundo. No, no desplacéis la página hacia abajo buscando un nuevo dibujo, porque no lo hay. 

Me pongo en contacto con todos vosotros porque mi amigo Javier Sedano (administrador, creador, redactor, director, montador y editor del blog Palabra de Sedano) tuvo el detalle de hacerme una entrevista a la que respondí con todo el gusto del mundo. 

Si aún no conocéis su blog, ahora es el momento de hacerlo, y ya de paso, si os apetece, le echáis un ojo a esa entrevista que no tiene desperdicio alguno.

Así pues, aquí os dejo el enlace: