sábado, 14 de abril de 2012

DEDICATORIA DE IBÁÑEZ: MORTADELO


Ese día vi cumplido mi gran sueño. No me importó recorrer casi 500 Km. para ello. Ansiaba porque llegara aquel momento y no podía dejar escapar la oportunidad.

El 23 de octubre de 2010, se celebraba una sesión de firmas de Ibáñez en Córdoba y no podía faltar a la cita; sí o sí. En el mes de julio de ese mismo año, hubo otra firma en Alicante, de la cual, me enteré justo a la semana siguiente. Yo vivo en Murcia, así que esta hubiese sido la ocasión perfecta para conocer al maestro en persona. Para más INRI, ese fin de semana me encontraba veraneando en Benidorm, a dos pasos de allí, como aquel que dice. Pero no pudo ser.

Mi disgusto fue fatal, y me prometí a mí mismo que iría a la siguiente firma de Ibáñez sin importarme el lugar donde se celebrase. Entonces se anunció lo de Córdoba y, aunque me pillaba en la otra parte del mundo, no había nada ni nadie que pudiera impedirme acudir a aquella cita.

Y así fue. Llegó el esperado día y por Córdoba aparecí. Por allí me vieron a las 13:00 horas, aunque la sesión de firmas no empezaría hasta las 18:00 horas. Pues nada, a comer toca y a hacer un poco de turismo.

A las 16:00 horas ya estaba en la cola (bueno, si se le puede llamar así, porque no había nadie). Al poco de plantarme allí, empezó a llegar gente y a situarse a mis espaldas. La cola era cada vez mayor, atravesaba todo un pasillo y salía por una puerta que daba a la calle, avanzaba por la acera y volvía la esquina.

A la hora prevista, el maestro hizo acto de presencia en la sala y, tras conceder una breve entrevista para un periódico local, el público lo recibió con aplausos y ovaciones. Y llegó el gran momento, y allí estaba yo para inaugurarlo.

Como fruto de aquel (breve) encuentro, me llevé un par de dibujos dedicados (el que ahora expongo y otro que mostraré la semana que viene), una dedicatoria que me hizo en un dibujo mío, el cual, ya mostré en esta entrada:
http://elblogdejuanantonioros.blogspot.com.es/2011/04/un-fan-algo-despistadillo.html, y una buena amistad que ha ido creciendo con el paso del tiempo y que perdura hasta hoy.

Cuántas cosas le debo a aquel día; llegué a casa a las 00:30 horas con el cuerpo molido, pero puedo asegurar que mereció la pena. 


 Fotografía tomada en pleno viaje. Cuántos kilómetros nos quedaban todavía...

 Poco a poco íbamos aproximándonos a nuestro destino.

 ¡Y por fín, tierra firme! Ahora tocaba localizar el centro comercial.

Al acceder a aquellos grandes almacenes, lo primero que pregunté era que dónde estaba el baño. Después, ya hubo tiempo de interesarse dónde habían instalado el famoso stand.

 Ibáñez (todo serio) hablando con una periodista, y yo ahí, justo al lado, empapándome de todo.

Mortadelo y Filemón no quisieron perderse aquel acto tan especial. ¿Llegarían a pie desde Barcelona? Lo digo por las deportivas...
 
Ibáñez agradeciendo la ovación de sus fans. A su lado, Filemón haciéndole un poco la pelota, quizás querría algún aumento de sueldo...

 El maestro posando con sus dos criaturas.

Y aquí, en plena acción.

 ¡Qué velocidad y qué dominio del rotulador! Eso es destreza y lo demás son habas cocidas...

 Y, por fin, la dedicatoria de Ibáñez a un servidor.

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