sábado, 31 de marzo de 2012

DON FRANCACHELO, de Gin (II)

Mi muestra de originales de esta semana la dedico de nuevo a la figura y obra de uno de los grandes: Jordi Ginés (Gin). El personaje expuesto en cuestión es Don Francachelo, del que ya publiqué semanas atrás una página en esta misma sección. Poco más que añadir que no haya dicho ya en la entrada anterior dedicada a este gran genio, la cual, podéis visitar pinchando este enlace:


Cierto día, alguien a quien no conocía, se puso en contacto conmigo, interesándose por mi blog y, sobre todo, por la entrada dedicada a Don Francachelo, de Gin. Indudablemente, y como no podía ser de otro modo, respondí a aquella “llamada”.

Tal vez, fruto del azar, de la casualidad, o porque así estaba escrito en eso que llaman destino, aquella persona resultó ser alguien que conocía muy de cerca al maestro Gin, y cordialmente, me abrió sus puertas, tras las cuales, se hallaba un mundo completamente fascinante que giraba en torno al autor que hoy nos ocupa.

Tras intercambiar algunas palabras y, sobre todo, gran cantidad de páginas y dibujos que desconocía, pude comprobar con mis propios ojos como la obra y figura de este gran artista sigue estando presente en muchos pese al transcurso del tiempo.

Así pues, quise que esta entrada dedicada a Don Francachelo fuese especial. Y qué mejor forma de hacerlo que mostrando una auto-caricatura inédita de nuestro autor, la cual, me fue cedida por su familia expresamente para la ocasión.

Desde aquí, mi más sincero agradecimiento.


 Auto-caricatura de Gin.


Página original de Don Francachelo, de Gin, publicada en la revista "Can Can" en el número 71.

domingo, 25 de marzo de 2012

REGRESO… ¿AL FUTURO?


Hacía bastante tiempo que me rondaba por la cabeza la idea de crear un dibujo protagonizado por estos entrañables personajes. Aunque esta serie era de la generación de mis padres (se estrenó en la cadena estadounidense ABC el 30 de septiembre de 1960), yo me crié viéndola y disfrutando con las peripecias de estas familias primitivas.

Los Picapiedra, así se hacían llamar (y se seguirán llamando, supongo), siendo sus protagonistas: Pedro Picapiedra, Vilma (su mujer), Pablo Mármol y Betty (mujer de éste). También pululaban por ahí: Dino (mascota de la familia Picapiedra, Pebbles (hija de Pedro y Vilma), Bam Bam (el hijo de Pablo y Betty) y el señor Rajuela, dueño de la cantera donde trabajaba Pedro Picapiedra. La verdad es que hace años que no veo esta serie, pero, al hurgar en mis recuerdos, me está empezando a picar el gusanillo.

La serie de Los Picapiedra constaba de 166 episodios, además de algunos especiales y películas, y se estuvo emitiendo hasta el 1 de abril de 1966. Pedro y Pablo eran dos buenos amigos, y representaban la clase media estadounidense, haciendo barbacoas en el jardín de sus casas, jugando partidas a los bolos y yendo al tajo día tras día. Entre muchos aspectos originales de la serie, destacaba el uso de animales para el desarrollo de las tareas cotidianas (una especie de cangrejo gigante era el cortador de césped, otro bicho desempeñaba la función de triturador de basuras, un pajarraco de largo y fino pico hacía de aguja en el tocadiscos…).

Haciendo un breve comentario del dibujo de esta semana, habréis comprobado que está realizado en un estilo totalmente distinto a todos los, hasta ahora, publicados. Había dos formas de hacerlo: la primera, adaptar a mis queridos Picapiedra a mi manera, alejándolos de su tradicional aspecto pero siempre identificables; o la segunda, dibujarlos tal cual son, respetando hasta el último pelo. Y así los hice, pensé que ésta era la mejor forma de rendirles mi particular homenaje.

A la izquierda de estas dos familias, aparecen Emmett L. Brown, alias “Doc”, y Marty McFly, los dos protas de la trilogía Regreso al futuro, que parecen estar más perdidos que Wally en un concierto de Metallica.

Aunque la idea de colar a estos dos por aquí surgió casi a última hora, pues todo estaba previsto para que fuese Coco (aquel monigote de pelo azul y nariz roja que salía en otra de mis series fetiche: Barrio Sésamo) el que hiciera su aparición en esta particular escena. De hecho, en el primer boceto a lápiz de esta ilustración, aparece este personaje completamente dibujado. Pero algo me hizo cambiar de opinión; algo no terminaba de encajar en esta historia. Así que, a última hora, eliminé a Coco de la escena y añadí a los protagonistas de Regreso al futuro. Lógicamente, también tuve que cambiar el guión para adaptarlo a los nuevos visitantes, así que, ¡a borrar de nuevo!

El resultado final quedó como tenéis delante, espero haber acertado con la modificación de la historia y, sobre todo, con la del dibujo.

P.D.: Los Picapiedra no será la única serie de mi infancia que pase por las entrañas de este blog. Próximamente lo harán Epi y Blas, de Barrio Sésamo, y tengo en proyecto varios dibujos protagonizados por, entre otros, Los Pitufos o He-Man.


sábado, 24 de marzo de 2012

MIRLOWE Y VIOLETA, de Raf


Nuevo original publicado en éste, mi blog. Tras Vázquez, Gin, Cifré e Ibáñez (¡menudo elenco!), ahora le toca el turno a otro de los grandes: Raf. Esta página corresponde a la aventura larga “El fantasma de Lord Pipe”, protagonizada por Mirlowe y Violeta y publicada por episodios en la revista “Guai!” entre los números 158 y 168. Tengo dos páginas originales más de esta historia que ya iré publicando en las próximas semanas. 




Raf (Joan Rafart Roldán), nació en Barcelona en 1928. Aunque casi siempre firmaba como Raf, también usó pseudónimos como Dino o Roldán. Perteneció a la segunda generación o generación del 57 de Editorial Bruguera, aunque su andadura profesional comenzó mucho antes (en los años cincuenta) con la serie de aventuras El Zorro.

Poco tiempo después, abandona el estilo realista utilizado en esta obra y se pasa al terreno del humor, creando personajes de lo más variopinto. Entonces es cuando ficha por Editorial Marco y empieza a publicar en la revista (hoy de culto) “La Risa”. Para esta publicación, creó las series: La vida aborregada de Gumersindo Borrego (en 1953), Loquito Tontuelo (en 1953), Levy Berzotas (en 1953), Sherlock Gómez (también en 1953), Hogar, dulce hogar (en 1958), Laurín y sus papás (en 1958), Mr. Cha-cha-cha, director de cine (en 1958) y Cantinflas (también en 1958).

Por aquel entonces, Raf también trabajaba para Ediciones Cliper, publicando en revistas como “Florita”, “Futuro”, “Yumbo” o “Pinocho”; en ésta última, entró como sustituto de Martz Schmidt*. Poco tiempo después, también empezó a publicar en “Paseo infantil” (creando la serie Don Jerónimo) y en “TBO”, dónde utilizaba el pseudónimo de Roldán.

A partir de 1957, entra a formar parte de la plantilla de Bruguera, lugar donde crea a sus personajes más conocidos y emblemáticos. Entre 1957 y 1959, series como Campeonio (de 1957), Doña Lío Portapartes, señora con malas artes (de 1958), Don Pelmazo Bla, bla, bla… y las mil latas que da (de 1959) y El Capitán Aparejo, zoquete como un cangrejo, vieron la luz en revistas como “El DDT”, “Pulgarcito” y “Tío Vivo”.

Pero su andadura por la casa patria fue breve, abandonando la editorial a los dos años de entrar allí. En 1959, empieza a publicar fuera de España, y sus personajes vieron la luz en revistas británicas como “Film Funn” y “Buster”, relación que duró un par de años.

Tras realizar diversos trabajos fuera de nuestras fronteras, vuelve a la revista “TBO” en 1965, con Don Jerónimo, jefe de cocina, donde vuelve a firmar como Roldán. En 1968, regresa a Editorial Bruguera, dibujando antiguos personajes y creando otros nuevos: Doña Tecla Bisturín, enfermera de postín (en 1968), Flash, el fotógrafo (en 1969), Manolón, conductor de camión (en 1969) y Olegario. Aunque su personaje más conocido y popular fue creado en 1970: Sir Tim O´Theo, un personaje al más puro estilo de Sherlock Holmes capaz de meterse en todo tipo de fregados.

En 1975, empezó a publicar en revistas de carácter satírico (en donde el plato fuerte era la política) como: “Muchas gracias”, “Mata Ratos” y “El Jueves”, donde firmaba como Dino.

Tras el cierre de Bruguera, empezó a publicar para Editorial Grijalbo en 1986, donde, el mismísimo Ibáñez, se encargó de reunir a los mejores dibujantes y, sobre todo, amigos suyos. Por allí pasaron: Ibáñez (lógicamente), Raf, Segura, Martz Schmidt y, algún tiempo después, Escobar.

Para esta nueva editorial, Raf creó la serie Mirlowe y Violeta, publicada en la revista “Guai!” y en “Yo y Yo”. También creó, con guión de Antonio Segura, Zomby y el gato, para la revista de terror “Creepy”, a la vez que continuaba publicando para “El Jueves” y “Puta Mili”, publicaciones que se vieron truncadas a causa de su muerte, el 13 de octubre de 1997.




Mirlowe y Violeta, como he comentado anteriormente, fue una serie creada en 1986 tras la huída de los autores que trabajaban en Bruguera. Esta nueva serie (de características similares a Sir Tim O´Theo) era una parodia de temática policíaca, pero, en lugar de inspirarse en el universo de Arthur Conan Doyle (como ocurrió con el anterior personaje), aquí se decanta más por el cine negro. Así pues, Raf creó 19 aventuras largas de sus nuevos personajes, todas publicadas en la revista “Guai!” excepto la última, que vio la luz en la revista “Yo y Yo”, de muy corta vida.

Como dato curioso, diré que esta última revista fue testigo del esperado retorno de Mortadelo y Filemón a las manos de su creador (Ibáñez, claro) en 1987. Tras ganarle la batalla a Bruguera, Ibáñez recuperó los derechos de sus personajes, pero aún no podía utilizar sus nombres. Es por ello que, en lugar de Mortadelo y Filemón, aquella publicación pasó a llamarse “Yo y Yo”, haciendo referencia a la pareja de agentes. Sólo se publicaron 6 números de esta revista, y allí vio la luz la aventura larga Terroristas, protagonizada por los agentes de la T.I.A., que se publicó en los números del 1 al 6, quedando interrumpida y continuándose ya en Ediciones B.  

*Martz Schmidt era el pseudónimo de Gustavo Martínez Gómez, autor que perteneció a la segunda generación o generación del 57 de Editorial Bruguera, y de cuya mano salieron personajes como: El doctor Cataplasma (en 1953), Troglodito (en 1957) o El profesor Tragacanto (en 1959). Dibujante murciano, Schmidt nació en Cartagena en 1922, y falleció en Elche en 1998.

Página original de Mirlowe y Violeta, de Raf, publicada en la revista "Guai!" entre los números 158 y 168.

domingo, 18 de marzo de 2012

MARCELINO Y SUS INDISPOSICIONES (2ª PARTE)


Este hombre no escarmienta. No hay persona sobre la tierra que se meta en más líos que Marcelino. Y es que no deja pasar una: que si confunde al Conde Drácula con una monja, que si se cuela en plena guerra y piensa que está en la verbena de su pueblo, que si confunde un silo de escombros con la cisterna del retrete, que si esto, que si lo otro…

Y suerte que lo aseguré a todo riesgo, aunque la compañía de seguros ya me ha dado varios toques de atención; o lo espabilo y le pongo las pilas, o me incrementan el recibo del seguro un 3000%. Yo les comenté que esto es lo que hay, que Marcelino nació así y que así seguirá el resto de sus días. Tal vez, su enorme falta de vista y su don especial para el despiste y para el desastre, es lo que lo hacen tan entrañable.

El dibujo de hoy no fue concebido como una segunda parte de aquel que publiqué hace unas semanas con el mismo título. Pero viendo los paralelismos que existen entre ambos, por qué no calificar esta ilustración como una secuela de la anterior. Además, el dicho de que segundas partes nunca fueron buenas, no creo que podamos aplicarlo aquí, porque esta ilustración, incluso, puede que sea superior a la primera.

La vejiga de Marcelino estaba a punto de estallar, así que tocaba buscar un retrete a toda velocidad. La novedad aquí frente a otras peripecias (o desgracias) de este hombrecillo, es que, en esta ocasión, sí que llega a localizar aquello que buscaba, sin confundirlo con otra cosa similar o no tanto.

Pero claro, Marcelino es Marcelino, y la cosa no podía salir bien del todo. Estamos de acuerdo en que había localizado el retrete, pero no la ubicación del mismo. Algún gracioso (aunque no tiene por qué) colocó, justo debajo de aquel cartelito, un cuadro eléctrico de alta tensión. Y aquí se desencadenó la tragedia. Justo en aquel momento, un viandante que pasaba por allí, le advertía a nuestro personaje del grave error que acababa de cometer, pero, lejos de sacarle de aquel apuro, sale por patas evitando también el peligro. Como reza el dicho: con amigos como estos, ¿quién necesita enemigos?

Para futuras viñetas protagonizadas por Marcelino, estoy pensando en idear alguna en que este hombre no salga tan mal parado; que el desenlace de la historia tenga un final feliz. Pero es que todas las ideas que me vienen a la mente son nefastas, ñoñas y carentes de humor. No concibo a Marcelino sin desgracias (es como imaginarse a un político honrado o una España sin parados). Así pues, penurias y tragedias que no le falten, que para eso soy el padre de la criatura y quien le dice lo que tiene que hacer y no.

P.D.: No perdáis detalle a los 101 gags que deambulan por la página, no tienen desperdicio.


sábado, 17 de marzo de 2012

FILIBERTO, de Cifré (II)

Nueva obra expuesta en mi particular museo de originales (no es el Prado ni el Louvre, pero voy a intentar que se les parezca).

Esta semana repite el maestro Cifré y su personaje Filiberto. La página, al igual que la anterior expuesta de este autor, también fue destruida por Bruguera con el fin de hacer hueco en sus archivos, sólo que a aquella le faltaba la segunda mitad, y a ésta le falta la primera. Aún así, es una bonita página digna de admirar por muchos, muchos años.

¡Que la disfrutéis!

P.D.: Si queréis más información acerca de este autor, sólo tenéis que pinchar aquí:
http://elblogdejuanantonioros.blogspot.com.es/2012/03/filiberto-de-cifre.html


 Página original de Filiberto, de Cifré, publicada en la revista "El DDT".

domingo, 11 de marzo de 2012

EL BARBERO DIABÓLICO DE LA CALLE FLEET


No se trata de Sweeney Todd, pero viendo su peculiar estilo de trabajar, podría serlo perfectamente. Para aquellos que no le conozcan, el señor Todd es un legendario personaje del Londres Victoriano del siglo XIX, cuya macabra historia que se cuenta sobre él no ha podido ser sido probada.

Una de las primeras referencias que nos acercan hasta este sanguinario barbero data del 21 de noviembre de 1846, publicada en el número 7 de “The People´s Periodical”. Aquella fue una historia de terror titulada “The string of pearls: a romance”, escrita por Thomas Prest, autor que dio vida a otros malos malísimos aparte de Sweeney Todd. Prest solía buscar inspiración en historias reales, por lo que el personaje de Todd podría estar basado en alguien de carne y huevo, pero, como ya he comentado, no se ha podido comprobar la veracidad de estos hechos.

Realidad o ficción, Todd fue procesado por sus numerosos crímenes y condenado a la horca en 1802. Su vida fue llevada al cine en 1936. La película se llamó Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet, fue dirigida por George King e interpretada por Tod Slaughter y Stella Rho. Posteriormente, la sanguinaria historia del famoso barbero se trasladó al teatro en forma de musical. La función fue dirigida por Harold Prince y estuvo protagonizada por Len Cariou y Angela Lansbury (uno de los mejores papeles de su carrera). Dicha función fue uno de los mayores éxitos de Broadway en la década de los 80.

Recientemente, ha sido Tim Burton el encargado de devolverle la popularidad al citado personaje, realizando en 2007 una nueva adaptación para el cine también en tono de musical. Johnny Depp y Helena Bonham Carter fueron sus protagonistas.

Este nuevo dibujo, cargado de detalles, cuidados fondos y buen trazo, nos muestra a un autor en uno de sus mejores momentos, tanto a nivel artístico como argumental. En esta ocasión, el gag escatológico deja de estar protagonizado por los habituales mosquitos, corriendo a cargo de unos ratones que buscan ganarse el pan cómo sea, aunque, a veces, les cueste cara la cosa.

En un principio, barajé varias posibilidades sobre qué llevaría el particular barbero en su mano. Dudé entre una hoz o una guadaña, pero, al final, opté por la tradicional navaja. También añadir que el papel de barbero estaba pensado para Marcelino, pero en ese momento no se encontraba disponible ya que estaba ocupado protagonizando otra de sus descacharrantes aventuras (o desaventuras, según como se mire). En resumidas cuentas, sea quien sea el protagonista de esta ilustración, el humor corrosivo se extiende de un extremo a otro de la página sin dejar títere con cabeza.

Amén.


sábado, 10 de marzo de 2012

DON PEDRITO, QUE ESTÁ COMO NUNCA, de F. Ibáñez


Cuarto original que saco a la luz pública, y el primero que es obra del maestro Ibáñez. Como todos los entendidos en el género sabrán, no es nada fácil hacerse con un original de este historietista universal. Cierto es que circula por ahí alguna que otra página, pero… ¿a qué precio? ¿Quién puede permitirse el lujo de pagar semejantes fortunas (3000 ó 4950 euros)?

Cifras aparte (no quiero sacar cuentas), poco a poco me voy haciendo con más originales del maestro, los cuales, iré mostrando aquí en las próximas semanas.

¿Qué quién es ese tal Francisco Ibáñez? ¿Acaso queda alguien a lo largo y ancho del país (o del planeta) que no haya oído hablar de él? Por si aún queda algún rezagado, dejadme que os lo presente:




F. Ibáñez (Francisco Ibáñez Talavera), nació en Barcelona en 1936. Perteneciente a la segunda generación o generación del 57 de la Editorial Bruguera, es el padre y creador de los populares agentes de la T.I.A. Mortadelo y Filemón, entre otros muchos.

Desde muy jovenzuelo, empezó a trabajar de botones en el Banco Español de Crédito (donde permaneció durante cinco años), a la vez que empezaba a publicar sus primeros dibujos en revistas como “Nicolás” (de Ediciones Cliper), “Alex” (de Editorial Símbolo), “Chicolino” (también de Símbolo), “La Risa” (de Editorial Marco) o “Hipo, Monito y Fifí” (también de Marco), entre otras.

Para estas pre-bruguerianas publicaciones, Ibáñez realizó series cómo: El mosquito Pérez, Don Usura, Haciendo el indio, Kokolo,  o La familia Repollino.

En el verano de 1957, abandona el banco para dedicarse de lleno a la historieta, ante la negativa de toda su familia. Empezó a publicar para la revista “Paseo infantil” (de Ediciones Generales), que fue cancelada al poco tiempo. Enseguida fichó por Bruguera, dónde empezó a publicar sus primeros chistes para las revistas “El DDT” y “Pulgarcito”.

Aunque creados a finales del 57, el 20 de enero de 1958 aparecen por primera vez Mortadelo y Filemón, agencia de información (aunque la coletilla desapareció en 1969), la serie que le catapultaría a la fama mundial. La peculiar pareja de agentes, empezó su larga trayectoria en el número 1394 de la revista “Pulgarcito”. Para esta editorial (en la que estuvo trabajando durante 27 años), creó las archiconocidas y longevas series: Rompetechos, El botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio, 13, Rué del Percebe, La familia Trapisonda o Don Pedrito.

Pero también dio vida (aunque corta) a otros personajes que, por diversas razones, tuvieron una breve existencia: Policarpo (1 página publicada), Felisa y Colás (2 páginas), Doña Pura y doña Pera, vecinas de la escalera (4 páginas), El escudero Bartolo o… ¡qué calor hace, Manolo! (3 páginas) o “Cabeza de Ajo”, el penúltimo navajo (1 página).

En 1985, debido a la grave situación económica de Bruguera, Ibáñez abandona la editorial, quedándose la misma con los derechos de todos sus personajes. Así que, aunque resulte extraño, Ibáñez no podía seguir dibujando ninguna de sus series que tanto éxito le habían brindado, por lo que se vio obligado a crear otras nuevas. Entonces Bruguera se puso en marcha, y formó un equipo de varios guionistas y dibujantes para continuar con la publicación de Mortadelo y Filemón, sin la mano ni el consentimiento de Ibáñez, claro está.

Esto obligó a nuestro autor a arremeter contra su antigua casa, exigiendo, espada en mano, los derechos de sus personaje. Por aquel entonces, Ibáñez empezó a trabajar para Editorial Grijalbo, publicando las series Chicha, Tato y Clodoveo, creada en 1986, y 7, Rebolling Street, probablemente, su serie más apócrifa, pues tan sólo dibujó las primeras páginas de la misma, dejando el resto en manos de Juan Manuel Muñoz (su actual colaborador) y otro chico del que se desconoce su nombre.

Tras duros años de lucha, la Ley le dio la razón a Ibáñez, y Mortadelo y Filemón regresaron a su lado. En 1987, tras la publicación de la Ley 22/1987, de 11 de noviembre, de Propiedad intelectual, se reconocieron a los autores como propietarios de sus obras. Fue entonces cuando abandonó sus dos nuevas series y se dedicó de lleno a elaborar páginas protagonizadas por sus dos famosos agentes, ya en Ediciones B, relación que perdura hasta hoy en día.




Don Pedrito fue un encargo de la empresa Nueva Línea. “Está como nunca… ¡Fundador!” era una frase publicitaria muy utilizada en la España de los años sesenta. El producto anunciado era un brandy de las Bodegas Domecq, Fundador, que tuvo una potente repercusión entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta.

La mascota promocional de Fundador era un tipo bajito, calvo y con bigote, el cual, era conocido como “el hombre Fundador”. Ibáñez dio vida por primera vez a este curioso personaje en el número 185 de la segunda etapa de la revista “Tío Vivo”, en 1964, y el serial se llamó Don Pedrito, que está como nunca. Pero el propio maestro matiza: “El caso de Don Pedrito fue un poco singular, porque no era una historieta publicitaria, pues no anunciaba nada; Bruguera, sencillamente, compró los derechos del personaje del anuncio televisivo de Fundador”. 




Su nombre, Don Pedrito, fue ideado en la redacción de la editorial, y fue encargado a un joven Ibáñez que, por aquel entonces, contaba con 28 años de edad. Este serial apareció casi siempre en las portadas de la revista “Tío Vivo”, y es curioso ver cómo Bruguera utilizó la imagen de una marca de brandy para crear un personaje que iban a leer miles de niños españoles. Su explicación tendrá.

Don Pedrito, lejos de anunciar una bebida alcohólica, era un simpático personaje que se dedicaba a deambular por las calles, cruzándose con amigos y conocidos y demostrando sus habilidades o debilidades. El humor que Ibáñez empleó en este serial era mucho menos agresivo que el empleado en sus historias de Rompetechos, algo que se adaptaba mejor con su público infantil.

Don Pedrito era un hombre bienintencionado que siempre iba buscando empleo y su actitud no desencadenaba secuencias desternillantes. Para evitar que la serie fuese demasiado sosa y aburrida, Ibáñez utilizaba chistes o diálogos de clara incorrección política, gracias a los cuales, daba fluidez a sus historias.

Como ya venía siendo habitual con los personajes de Ibáñez, a partir de 1967, la serie pasa a manos de otros dibujantes, siendo el más habitual Blas Sanchís, que ya se había encargado de la continuidad de varios seriales de Vázquez.

Por lo tanto, queridos lectores, aquí os dejo con esta impresionante página original (entintada por el propio Ibáñez, que todo hay que decirlo) para el disfrute de muchos y la envidia (sana) de otros cuantos. 

Página original de Don Pedrito, que está como nunca, publicada en el número 197 de la revista "Tío Vivo".

domingo, 4 de marzo de 2012

SPIELBERG PIERDE UNO DE SUS DINOSAURIOS


Los bichejos prehistóricos vuelven a ponerse de moda gracias, de nuevo, a la magia de Steven Spielberg. La responsable de tal revolución jurásica no ha sido la cuarta parte de la saga Jurassic Park (aún sin rodar y que el propio Spielberg ha anunciado como la primera de una nueva trilogía; veremos).

Los dinosaurios vuelven a estar en boca de todos gracias a la serie televisiva Terra Nova, de la que el famoso director de Hollywood es productor ejecutivo. Sus dos últimos trabajos para la televisión estrenados en nuestro país, han tocado los temas que más le gustan: los extraterrestres (malvados, en este caso) en Falling Skies, y los dinosaurios (tampoco muy pacíficos) en Terra Nova.

Pero en las películas y producciones de Steven Spielberg no siempre los animales son feroces enemigos del hombre; no siempre nos encontramos con sanguinarios tiburones o terroríficos reptiles prehistóricos. Actualmente, podemos ver en las salas de cine su última película: War horse (Caballo de batalla). Una magnífica historia que narra la relación de amistad entre un joven y su caballo, los cuales, son separados por culpa de la guerra. Tanto el muchacho como el animal harán todo lo humanamente posible por volver a encontrarse.

La dirección es brillante, las interpretaciones son magníficas (véanse los papelazos que hacen los intérpretes que dan vida a los padres del muchacho protagonista, entre otros), y las localizaciones y la fotografía dignas de ganar el Oscar. Spielberg nos enseña que en la guerra no hay buenos ni malos, sino personas horrorizadas por el conflicto y enfrentadas entre sí por su supervivencia. Estamos, pues, ante una de sus mejores películas, 100% recomendable y que, una vez más, la Academia de Hollywood le ha vuelto a dar la espalda.

En fin, vamos a lo que vamos que me pongo a elogiar a Spielberg y no tengo freno.

Pues bien, yo que estoy siempre al pie del cañón, no he querido dejar pasar esta oportunidad y me he subido al carro con tiranosaurio incluido. Si a Spielberg le funciona tan bien esta fórmula, ¿por qué no lo iba a hacer conmigo? ¡Y hala!, a darle al tarro. A engrasar los engranajes y a tirar de la cama a las adormecidas neuronas que descansaban plácidamente. Al rato ya tenía la idea, el papel sobre la mesa y afilada la punta del lápiz. Había llegado el momento de empezar a darle forma a todo aquello.

Y el resultado final lo tenéis aquí esta semana, una idea tan surrealista como desternillante en la que no falta de nada: un marido que siente más pasión por los buenos jamones que por su mujer, una esposa a pocos segundos de enviudar, unos niños que no entienden muy bien por dónde van los tiros, unos gusanillos algo confusos, un roedor mirón y otro fumador, y un tiranosaurio furioso porque el Tribunal Médico no le reconoce su minusvalía. Todos estos personajes (y alguno más, seguro) aparecen deambulando de punta a punta de la página, aportando movimiento, originalidad y, sobre todo, dosis de humor.

P.D.: El personaje del marido apasionado por los jamones, está inspirado (yo diría calcado) de un servidor. He de reconocer que me chiflan los jamones, y si son de los buenos, pues mejor que mejor.

P.D.2: En una ocasión, me engullí (esa es la palabra correcta) un jamón de 7 kilos o más en tan sólo quince días, y sin precisar de la ayuda de nadie. Esto es verídico y demostrable (hay testigos).

P.D.3: No es la primera vez que la Academia de Hollywood le da la espalda al Rey Midas del cine. De entre varios, el caso más destacado ocurrió en 1985, cuando Steven Spielberg estrenó su magnífica película El color púrpura. A pesar de que optó, nada más y nada menos, que a 11 estatuillas, no se llevó ninguna. Ahora, en la última edición de los Oscars (celebrada hace tan sólo unos días), han vuelto a hacer injusticia con él. Lo primero que no puedo entender es cómo una película como Las aventuras de Tintín, el secreto del Unicornio, ni siquiera haya estado nominada a la mejor película de animación. Y la comentada War horse (Caballo de batalla), la cual, estaba nominada a 6 candidaturas, se ha marchado más limpia que el jaspe. Inconcebible.

P.D.4: S´acabó.


sábado, 3 de marzo de 2012

FILIBERTO, de Cifré


Nueva muestra de originales para esta semana (la primera de marzo). No olvidéis que, independientemente a esta sección, mis dibujos siguen saliendo religiosamente. Como se puede ver, esta página también ha pasado por la afilada guillotina de Bruguera, aunque ha corrido mejor suerte que la de Currito Farola, pues ésta sólo aparece cortada por la mitad.




Guillermo Cifré Figuerola (Cifré), nació en Castellón en 1922. Conocido por su primer apellido (así firmaba), perteneció a la primera generación de autores de la escuela Bruguera (o generación del 47, de la que ya os he hablado en entradas anteriores), y fue el creador de algunos de los personajes más importantes y conocidos de esta primera generación. El repórter Tribulete y Don Furcio Buscabollos son algunos de ellos. Junto a Peñarroya, otro de los grandes de la casa, fueron los que se encargaron de la mayoría de las portadas de las distintas publicaciones de la editorial.

Desde muy pequeño, Cifré ya apuntaba dotes de maestro. En el colegio, dibujaba una revista de cuatro páginas que luego vendía a sus compañeros. A los 19 años, empezó su andadura profesional en los estudios de dibujos animados “Chamartín” junto a otros compañeros que más tarde coincidirían en Editorial Bruguera. En dichos estudios, produjo series como Civilón o Garabatos. En 1944, aproximadamente, da el gran salto y ficha por Bruguera, creando las series El repórter Tribulete, en 1946, Las tremebundas fazañas de Don Furcio Buscabollos, en 1946, Cucufato Pi, en 1949, y Amapolo Nevera, en 1952.

Además de las historietas, Cifré también tenía muy buena mano para la pintura, creando diversas obras en óleo, acuarelas o carboncillo.

En 1957, se marcha de Bruguera junto a Escobar, Peñarroya, Giner y Conti, y juntos, crean una empresa independiente en la que dan vida a una nueva revista: “Tío Vivo”, de esquemas muy similares a las revistas de Bruguera. Para esta nueva publicación, Cifré crea personajes como Golondrino Pérez, Rosalía y El sabio Megatón, todos en 1957.

Pero “Tío Vivo” no acabó de funcionar y los cinco se vieron obligados a regresar a la casa patria. Tras 146 números publicados de la citada revista, la misma fue comprada por Bruguera. De nuevo en esta editorial, creó las series Pepe Despiste, en 1959, Cepillo Chivátez, en 1960, Dr. Fix, en 1960, y Don Tele, también en 1960. Además de trabajar para Bruguera, Cifré también dibujaba para otras publicaciones, como el diario deportivo “Dicen”, para el que creó la tira cómica Don Césped. A principios de los sesenta, se abrió camino al mercado internacional, publicando varios chistes en revistas alemanas y británicas a través de agencias. Pero dicha proyección se vio truncada a causa de su repentina muerte.

Cifré falleció en 1962 en Barcelona, con apenas 40 años.

Guillem Cifré (hijo del historietista), ha seguido los pasos de su padre.

Haciendo referencia al personaje de esta semana, pocos datos puedo aportar acerca de Filiberto. Por más que he indagado, sólo he podido localizar dos o tres pinceladas de este curioso personaje creado por Cifré.

Filiberto empezó a publicarse en la revista “El DDT”, cuando su creador volvió a la casa Bruguera tras su andadura en solitario con “Tío Vivo”. Esto ocurriría hacia 1959. 


 Página completa de Filiberto.

Página original de Filiberto, de Cifré, publicada en el número 505 de la revista "El DDT".