miércoles, 27 de julio de 2011

¿DÓNDE VA A ESTAR?


Homenaje a uno de los personajes más buscados de los últimos años, y no hablo de Bin Laden. Este señor de camiseta de rayas rojas y blancas llamado Wally, siempre anda por ahí más perdido que un chinche en un circo de pulgas. Aunque eso de perdido creo que era una mera excusa por parte del dibujante para que compráramos sus libros, porque el señor Wally siempre sabía dónde estaba en cada momento.

¿Cuántas horas habremos pasado (yo, por lo menos), con aquellos libros entre las manos, buscando a este escurridizo personaje? El padre de la criatura, Martin Handford, creó a este curioso personaje allá por 1986, y fue publicado por primera vez en 1987. Este británico, escritor e ilustrador, ha llegado a vender la friolera de 49 millones de ejemplares entre sus vecinos. ¡Perdón!, quería decir en todo el mundo, a mí también me parecían muchos. Y ha sido traducido a 25 idiomas. Para que me entendáis, este señor vende casi lo mismo que un servidor, aunque a mí no se me ha subido tanto a la cabeza.

Posteriormente, le acompañarían en sus aventuras el mago Barbablanca (con sus inseparables gorro y bastón), la chica Wenda  (que llevaba idénticas vestimentas que el protagonista), el malo de la película, Odlaw (otro que vestía igual pero en colores amarillo y negro), y el perro de Wally (¿adivináis de qué color era su ropa?).

Posteriormente, también se creó una serie de televisión, en donde Wally siempre hacía de las suyas, buscando cualquier excusa para perderse por ahí.

En éste, mi dibujo, quería demostrar que Wally no siempre está de buen humor, y que sabe hacer otras cosas además de desaparecer. Gags a porrillo en un dibujo que al único que parece no hacerle demasiada gracia es al propio homenajeado. Para apagar los humos y enfriar el ambiente, en el próximo dibujo que le dedique, lo introduciré en una isla habitada por exuberantes y llamativas chicas de largas melenas y ligeras de ropa.

Qué le vamos a hacer, querido amigo, una de cal y otra de arena.


miércoles, 20 de julio de 2011

UNA DE MIEDO (PORQUE DE RISA YA HAY MUCHAS)


Con el calor que tenemos encima, en lugar de publicar una entrada dan ganas de publicar un anuncio que diga: “Se busca piso en primera línea de playa”. Pero como no ha sido así, aquí me tenéis una semana más.

El tema aquí tratado es el de los maridos y los ex-maridos, y de los hijos que se tienen con unos y con los otros (hay que tocar todos los palos). La idea para este nuevo dibujo se me ocurrió en la ducha (aunque no venga a cuento decirlo). En un principio, el planteamiento era otro: una madre que acaba de dar a luz sostiene a su bebé, envuelto en una sábana, en los brazos. Hasta aquí todo normal. Resulta que el niño es clavadito a Freddy Krueger, y su (supuesto) feliz padre (aunque eso de feliz que se lo digan a otro), estaba junto a ellos con cara de pocos amigos. Al final, retorcí aún más el argumento hasta que parí el que ahora tenéis ante vuestros ojos.

Quedaría de más el decir que el padre de los tres pequeños juguetones es el mismísimo Don Freddy Krueger, y el del apuesto joven que sostiene el refresco, Don Jason Voorhees. Dan miedito los gustos nefastos que tiene la pobre mujer a la hora de elegir marido. ¿Quién será el próximo, el malo de Scream o el pinchoso Pinhead de la saga Hellraiser?

Para acabar, no conviene olvidar los archiconocidos (y archicansinos) gags que completan el dibujo: el gato mutilado que abandona la casa harto del trato de los mini-Freddys, una araña hiperactiva provista de unas tenazas, unos peces dando saltitos (¿qué pintan aquí esos peces?), una lata con una etiqueta de lo más sugerente y diversas cosas más.

Hasta la próxima.

P.D.: Al día siguiente de acabar este dibujo, recibí una llamada telefónica del mismísimo Robert Englund (para quien no lo sepa, el actor que encarnó a Freddy en la saga Pesadilla en Elm Street), dándome sus felicitaciones por mi obra. Después me pregunté: ¿cómo tiene este hombre mi número de teléfono?

P.D.2: A los dos días, llamada del señor Wes Craven (creador de Freddy), poniendo por las nubes este dibujo. Al colgar el teléfono me pregunté: ¿de dónde habrá sacado el señor Craven mi número? Después caí en el asunto: ¡claro!, se lo habrá dado Robert Englund.


miércoles, 13 de julio de 2011

LA NOCHE LE CONFUNDE


Me imagino a más de uno en la misma situación que el tipo de mi dibujo. ¿Cuántos maridos se habrán topado con algún individuo entrando o saliendo tranquilamente de su propia vivienda? Después viene el obligado e insistente interrogatorio a la sorprendida esposa, a la cual, lógicamente, le sonará a chino todo lo que el atropellado marido le diga.

En primer lugar, no sabrá de quién le habla, como por ejemplo: “¿Qué un tío acaba de salir por la puerta? ¿Has vuelto a venir borracho?”. Luego, después de hacer (o de hacer como que hace) memoria, empezará a reírse y a rascarse la cabeza, como por ejemplo: “¿Qué quién era ese? ¿No la has reconocido?, era mi tía Lupita que le han dado dos días de permiso”. Y por último, acabará reconociendo que, efectivamente, era un tío hecho y derecho quien acaba de largarse, pero no hay de qué preocuparse, pues puede que fuera el cartero o el butanero, como por ejemplo: “¿Que en casa lo tenemos todo eléctrico? ¿Y por qué no me lo habías dicho antes y el pobre butanero se hubiera ahorrado la friolera de subir diecisiete pisos?”

¡Señoras!, que los maridos no son tontos, que los carteros no hacen el reparto en Mercedes ni los butaneros trabajan hasta altas horas de la madrugada. Y además, a uno no empieza a pesarle la cabeza más de la cuenta porque le esté engordando bestialmente, ¡no señor!, ni los techos se rayan porque el niño haya estado jugando con los tenedores del cajón, ¡tampoco! Así que… ojito, porque después de esta entrada más de uno mirará debajo de su cama antes de acostarse. 

Completan el dibujo los ya habituales gags de las narices: una abejita cotilla y metomentodo, el típico diablillo toca narices, una ratonera a la venta y un mosquito que se lava las manos ante el desastre que acaba de ocasionar.

No perdáis detalle.
 
P.D.: No conviene olvidar que los armarios roperos también son un buen escondrijo. ¡Ojito!


jueves, 7 de julio de 2011

SEÑORAS Y SEÑORES: DON FLECO


¡Ta-ta-ta-ta-cháááán! ¡Os presento nuevo formato!

Tras realizar varios dibujos de una sola viñeta al más puro estilo portada de cómic, ha llegado el momento de presentar algo novedoso. El dibujo que ahora nos ocupa está compuesto, no por una, sino por seis viñetas, en las cuales, el señor Don Fleco hace de las suyas. Más de uno y más de una ya se estará percatando de que este nuevo dibujo no viene acompañado de tantos detalles y gags como los anteriores. Y, efectivamente, así es. Pero no por eso lleva menos horas de trabajo, aunque puede que ocurra, incluso, lo contrario. ¿Os imagináis lo complicado (y lo aburrido, pues todo hay que decirlo) que sería cargar cada una de las seis viñetas de pequeños detalles y gags? Aquí el espacio es bastante más reducido que en mis anteriores obras y… ¡Un momento! ¿Por qué tengo que hacer todos los dibujos iguales? Que luego va algún listillo y dice que me repito más que el ajo. ¿Acaso se parecen en algo Sara Carbonero y Karmele Marchante, y ambas son periodistas? ¿Verdad que no? Pues mis dibujos tampoco. ¡Hala!, que pa eso los hago sin ver un duro.

Don Fleco es un tipo sin oficio ni beneficio que se dedica a pasar el tiempo fumando pitillos y repasando a todo aquel (o, como en este caso, a toda aquella) que pasa ante sus narices. Un dibujo idóneo para todo aquel o aquella que no sea aficionado a la lectura, pues lo único que tendrá que leer aquí serán los carteles de “Clínica de estética” y de “Salida”, y pare usté de contar.

La situación aquí es absurda (aunque casi siempre lo es), breve y, sobre todo, cómica. Para todo aquel que le guste coleccionar curiosidades, diré que, la idea inicial de este dibujo era mucho más subidita de tono que la aquí representada. Por problemas con los censores y con el defensor del menor, al final tuve que suavizarla bastante quedando como todos podéis contemplar. Tal vez, algún día os cuente cuál fue mi retorcida idea. Tal vez, cuando cumpla la mayoría de edad.

No descarto el volver a contraatacar con una nueva aventura de Don Fleco, aunque, por el momento, no se encuentra entre mis planes de futuro. No obstante, estad preparados, pues puede aparecer en el momento que menos lo esperéis.

P.D.: He recibido algunas cartas de varios lectores dándome sus quejas, diciéndome con malas palabras, entre otras mil perrerías que, además de los dos carteles antes mencionados, también han tenido que leer la fecha que figura debajo de la firma. Desde aquí pido disculpas a todo aquel que haya sufrido daños en la vista por ello.